Al dejar de fumar uno de los principales inconvenientes que surgen y que hacen que resulte mucho más difícil dejar el cigarrillo es el estrés. Por tanto, no es descabellado pensar que controlando el estrés será mucho más fácil disfrutar de los beneficios que supone dejar el tabaco. Una de las formas de mantener el estrés a raya es aprender a gestionar el tiempo.
En el día a día todo el mundo ha de afrontar una serie de actividades muy distintas ya sea en casa, en el trabajo, o a nivel personal y de relaciones sociales. A veces es difícil sacar tiempo para realizar todas estas tareas complementándolas a su vez con nuevas actividades. Aunque llegados a este punto es imposible aumentar las horas de día, éstas sí que se pueden gestionar de la mejor forma.
Esto implica, por ejemplo, huir de la precipitación. A la hora de ponerse a realizar determinadas actividades es mejor hacerlo con una planificación previa. Antes de realizar un determinado trabajo lo mejor es saber qué pasos se van a seguir para hacerlo y cuánto tiempo se le va a dedicar.
De la misma manera hay que tener en cuenta los imprevistos que no se habían planeado con anterioridad y también organizar las diferentes tareas pendientes en orden de importancia y prioridad puesto que esto evita que se pierda un valioso tiempo vacilando entre diferentes alternativas.
Pese a que la intención sea aprovechar a máximo cada minuto dedicado al trabajo hay que tener en cuenta que en función del día el rendimiento será mayor o menor. Identificar las horas más bajas y utilizarlas para descansar en lugar de forzar la concentración ayuda a la mente a relajarse y a rendir mucho más una vez reanudada la tarea.
Estos son sólo unos sencillos pasos que se pueden llevar a cabo para controlar el tiempo y con ello eliminar el estrés. Esto no quiere decir que dejar de fumar vaya a ser fácil una vez que el estrés se controle pero desde luego sí que será una tarea menos ardua.
